El Danubio, el segundo río mas largo de Europa y el cual remansa sus aguas cuando entra en el corazón de Hungría, pasea majestuosa por su balnearios y por las ciudades mas bellas del mundo, reconocida por la Unesco como patrimonio de la Humanidad, forman parte de uno de los principales atractivos turísticos de este país europeo.

Hungría es un país privilegiado en aguas termales. Su patrimonio en fuentes y manantiales de aguas minero medicinales está considerado como uno de los más importantes de Europa y aunque no tiene salida al mar, el agua es fuente de salud para sus ciudadanos y turistas.
Dispone de grandes lagos, como el Balatón - el mayor de la Europa central y occidental- , el Velence, el Tisza y el Fertó; caudalosos ríos como el Danubio y el Tisza y decenas de otros ríos que cruzan el país en todas las direcciones.
Estas aguas termales son una riqueza de incalculable valor, ya que buena parte del territorio húngaro, y especialmente, su capital Budapest, guarda en el subsuelo una auténtica reserva de aguas minero medicinales.

Budapest, también conocida como "el París del Este", es la única ciudad del mundo con más de 130 manantiales de agua minero medicinal con efectos curativos. Precisamente estos manantiales de aguas termales calientes son uno de los atractivos de la capital húngara, destacando su arquitectura termal influencia de la cultura romana y del más puro estilo otomano, con cúpulas de cobre, bellos mosaicos y el característico remate de media luna en lo alto.

Los húngaros acuden a sus balnearios para tratar dolencias reumáticas, estomacales, intestinales, ginecológicas, cardíacas, de la piel o los huesos. Pero otros lo hacen como un acto social más, siguiendo una tradición milenaria que les permite reunirse con sus amigos, familia, practicar deportes o simplemente pasar el tiempo en sus hermosas aguas.

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